Viernes, 2024-04-26, 1:28 PM

Il Laboratorio delle Uova Quadre



«Il Laboratorio delle Uova Quadre» No es un Grupo de Personas, ni un Grupo Musical, ni una Organización Estatal o Para-Estatal, ni una Sociedad con Fines Lucrativos.

«Il Laboratorio delle Uova Quadre» es la Respuesta a una Precisa y Creciente Exigencia, cuya Fuerza Conjunta está Haciendo Sentir su Presión ya desde unos Cuantos Años.



Dicha Exigencia Puede Resumirse en la Siguiente Frase: [ A través de la Profundización del Alto Patrimonio de Conocimiento ínsito en la Música de los Andes, Emprender un Camino de Evolución Personal ] «Il Laboratorio delle Uova Quadre» es el Nombre que hemos Escogido para Designar este Nuevo Trabajo de Búsqueda, Estudio, Concienciación, Comunicación y Creación.

¿Quienes Son los Responsables de «Il Laboratorio delle Uova Quadre»? Felice M. Clemente y Raffaele M. Clemente

La Principal Tarea del «Laboratorio delle Uova Quadre» es la de Producir Publicaciones en Diferentes Tipos y Formatos (Discos, Libros, Videos, Files Telemáticos eccetera...)

Historia: Riano (Roma), 2007 Nuestro viaje a través de la Música Andina empezó desde niños, en nuestro cuarto de juegos de un departamento Italiano de los años '70.

La Música Andina llegó hasta nosotros primero cabalgando el golpe chileno; sin embargo, mas allá de la contingencia histórico-política, desde un inicio fuimos turbados por su identidad sutil y permanente, por ese sabor inexplicable e inaccesible: llave del alma.



Fuimos nosotros -más que cualquier otro- en soñarla desde la lejanía, en el transcurso de nuestro largo viaje al interno de su laberinto de espejos, buscando "cuanto y qué" de real se escondiése detrás de la última ilusión. De tal manera que -como es típico de cualquier camino evolutivo- nuestro viaje nos llevó sistematicamente de una mistificación a la otra, hasta que se nos desmoronaron todas entre los dedos.

Ahora hay que considerar que, siendo la Música Andina envuelta -como una cebolla- por cien velos que se sobreponen el uno al otro desde la cáscara hasta el corazón, tanto el orden de sucesión de las etapas (como también las peculiaridades de cada una de ellas) respondían a una misma lógica incontrovertible, de orden absoluto, porque intrinsecamente conectada a la naturaleza misma del objeto de nuestra búsqueda. Por ende el Nuestro no fué un itinerario entre los tantos posibles, más fué el Único Viaje Posible hacia el descubrimiento de la Música Andina, perfecto e inmutable, idéntico para todos aquellos que vendrán.

En la cumbre de este escarpado sendero andino existe una estación final, un lugar donde el mismo aire es casi irrespirable, alcanzando el cuál solo nos es dado retroceder. Este lugar es llamado: Arte Objetivo. Protagonista de semejante viaje e indiscutido pionero de zonas aún inexploradas, fué una entidad musical ahora ya legendaria entre los operadores del sector, tanto de aquí como de allá, cuyo ciclo existencial duró 34 años: el «Trencito de los Andes».

La totalidad de su aventura queda grabada y documentada, etapa por etapa. estación por estación, en una discografía sin par en el ámbito de este género musical: 21 títulos que han hecho y continuarán haciendo la Historia de la Música Andina. Son estas las piedras miliares capaces de despachar una expresión milenaria desde las aguas muertas de la Tradición hasta aquellas corrientes y gorgoteantes de un Arte cristalino fruto de conocimiento superior.

Desde los primeros acercamientos de "Yawar Fiesta" hasta la Piedra Filosofal de "Opus Primum", estas obras siguen resonando en las festividades patronales de los Andes. Re-adaptadas y Re-adoptadas por los intérpretes locales a su propio uso y consumo, ellas vuelven a circular en las venas de la Oralidad, retribuyendo a su legítima raíz ancestral aquella energía fresca, refinada y vivificante que solo un felíz aporte externo puede brindar.

Algunas entre ellas, ya del todo autosuficientes, hace rato viajan por ciertos desgarros espacio-temporales, que, en el contexto popular, suelen señalarse con la expresión: "Desde Siempre", motor capáz de borrar, de un solo golpe, el origen, el autor, la edad de aquellas piezas que llegan a raer el fondo del crisol cultural... Nosotros muy bien lo sabemos y dejamos que sea: una obra de Arte puede y debe trascender a sus creadores para convertirse en patrimonio de todos y de todos los tiempos. Y es tan grande la identificación de la gente con nuestros discos, que ya ocurrió lo inverosímil: al turista italiano en busca de recuerdos típicos por mercados andinos, ha sido vendida por la más auténtica y representativa de las músicas del "Perú Profundo" o del "Ecuador Nativo", una obra que «Trencito de los Andes» había compuesto y grabado en Roma, posiblemente a dos cuadras de su misma casa!

Asimismo, aunque de manera muy distinta, estos discos van resonando en las conciencias de aquellos que, en todo el planeta, eligen consagrar sus más preciados recursos intelectuales y espirituales al estudio y desarrollo de este género musical, cuales chorreantes manantiales de compresión e inspiración.

De todo esto tuvieron intuición, en su momento, dos compositores de fama mundial: Ennio Morricone y Luis Bacalóv, que decidieron emplear las caracetrísticas sonoridades de Raffaele M. y Felice M. Clemente en algunas de sus partituras para el Cinema. Dichas colaboraciones, por más significativas, solo constituyeron unas digresiones más o menos ocasionales en el marco de un recorrido siempre decididamente orientado y polarizado hacia el nucleo mismo de la Música Andina.



Italianos de nacimiento y Europeos por cultura, fuimos adoptados en tierna edad por esta Música, lo que nos permitió frecuentarla precozmente y madurar en Ella; más, al mismo tiempo, nos dió los instrumentos cognitivos para explorarla a fondo con un rigor y una entrega desconocidos por el músico andino. Fué así que, poco a poco, llegamos a aislar sus componentes fundamentales, a descomponerla y recomponerla hasta en sus teselas micrónicas, alcanzando la definición y reconocimiento de sus multiples matices dialectales. Al final, en el magma constituido por una pluralidad de lenguajes aborígenes, logramos individuar y establecer los contornos de una base unitaria: una verdadera Lengua Originaria, de la cual perfeccionamos una Gramática, para luego desplegar a sus inéditas potencialidades en las grabaciones de nuestros poemas hiper-Musicales.

En lo que concierne el aspecto exquisitamente creativo y compositivo, el pleno dominio de dicho Lenguaje, combinado con una rara versatilidad musical, una pirotécnica capacidad inventiva y cierta inclinación narrativa, nos permitió injertar elementos fuertemente innovadores sin nunca perder de vista los paradigmas originarios. De la misma manera resolvimos exitosamente la delicada tarea de tejer en una única trama los más diversos géneros y orgánicos musicales sin nunca extraviar el sutilísimo hilo de un discurso que gira siempre entorno al perno de la Música Andina, desde ella parte y a ella regresa sin deshilarse nunca; bien que, en su organicidad, de hecho supere las fronteras de la Música Andina misma para colocarla sobre el plano más ámplio de un Arte Nuevo, libre y universal.

Inmenso es el Pantheon instrumental de esta Música, puesto que el corpus de los instrumentos musicales precolombinos fué considerablemente enriquecido por instrumentos nuevos, procedientes de distintos mundos y de diversas épocas históricas. Objetos y modismos musicales ya totalmente olvidados por sus legítimos creadores aún encuentran empleo en los Andes... Otros, de uso común y corriente en occidente, aunque manteniendo intacta su morfología, allá son tañidos de manera tan original que su misma vóz resulta sensiblemente alterada... También existen una cantidad de instrumentos híbridos, hijos de la re-adaptación de instrumentos coloniales a las exigencias locales, verdaderas joyas de la creatividad indígena. Por no mencionar a las infinitas variantes regionales de un mismo instrumento! Causa de semejante e inusual variedad es el hecho que, en el mundo andino, cada influencia externa ha sido posteriormente absorbida por el aislamiento montés y allí encontró el tiempo de sedimentar separadamente. Este mecanismo en dos tiempos (el extemporaneo trueque primero, luego la exasperada segregación) fué el responsable de una fenomenología única en el mundo entero en cuanto a riqueza y complejidad, aún toda por estudiar y descubrir.

Temáticas cuales la proveniencia geográfica de un instrumento universalmente conocido como el charango, su forma y afinación, su técnica interpretativa eccetera... hasta hoy en día son objeto de acérrimo debate entre sus mismos operadores! Pues, a lo mejor habría que preguntarse si, en realidad, la palabra charango indique lo que en Zoología o en Botánica se llama "Género", más que una determinada "Especie" como se creyó hasta ahora, desviados por percepciones siempre y excesivamente limitadas o sectoriales.



En Fín, para poder enfrentar pertinentemente tales argumentos de discusión no solo es preciso disponer de una gran cantidad de informaciones, más sobretodo de una cumplida red de conexiones entre ellas. Empujado por la necesidad de dotarse de una instrumentación adecuada a la reproducción de aquellas sonoridades que fueron el fulcro estético de su búsqueda, «Trencito de los Andes» tuvo que trazar tal mapa conceptual; mientras, con copioso gasto de energías, recogía una colección de instrumentos musicales única en su género.

Ya dimos señales de la muerte de «Trencito», más aún no dimos razón de ella: entidad esquiva, misteriosa y retirada como crisálidas en el capullo de su búsqueda, había sido concebido para ascender y, en el transcurso de esta su trayectoria vertical hacia los estratos más sutiles y etéreos del fenómeno llamado Música Andina, tuvo que liberarse de todo lo superfluo, incluidos aquellos lazos sociales e institucionales que anteriormente lo anclaban a la colectividad humana.

Al último se hizo tan transparente e incorpóreo frente a los ojos de sus curiosos observadores que solo era posible identificarlo en aquel peculiar toque musical omnipresente en sus grabaciones En la crónica, solo se manifestaba en ocasión de la salida de estas últimas, quienes atestiguaban su existencia; luego, una vez más, dejaba poco a poco de existir en los crecientes intervalos de elaboración entre la una y la otra, cual ballena que vuelve a abismarse por horas, entre un respiro y el otro, mientras en la superficie arrecia el huracán. Así se abría cancha para cualquier clase de fantástica proyección sobre su identidad. Y, puesto que sus discos parecían descender de "no se donde" como maná bendecida sobre el paisaje requemado de un género musical en pleno declino -como sus cariátides- evidentemente incapacitado en renovarse a través de propuestas artísticas más actuales y sostenibles, no faltaron los presupuestos para dar inicio a la ciencia ficción. El «Trencito» entonces pudo convertirse en una Masonería de super-hombres, detentores de medios y tecnologías fabulosos, que residían y operaban sobre un satélite rodante en la biosfera... O un equipo de indómitos justicieros enmascarados del nuevo milenio, al servicio de culturas subalternas... O viceversa -para quien prefiere, ay, la fantapolítica- una banda de hábiles contrabandistas del patrimonio musical de un pueblo inerme, historicamente depauperado de todos sus bienes, que encontraron la manera de enriquicerse sobre su piel; y... ¡Sálvese quien pueda!

Luego, de golpe, pasó algo tan extraordinario cuan publicamente ignorado: la puesta en obra de la página web de «Trencito de los Andes» (realizada esencialmente para la venta on-line de sus discos) por fín ofreció a la gente un pauta para desvelar el arcano, una dirección electrónica por contactar! Fué así que, desde el mundo entero, muchos empezaron a escribir... A preguntar... Y, puesto que todo esto sucedía en concomitancia con nuestro gran descubrimiento, ellos nos encontraron disponibles y hasta necesitados de verter en sus casillas electrónicas el cáliz desbordante de un Conocimiento todo nuevo, el cual iba revelándose a si mismo, a través de dicha aluvión de carteos rigurosamente privados, que pronto convirtiéronse en compendiosas colecciones de extraordinarios tratados. Este fenómeno invadió los últimos años de vida de «Trencito de los Andes», preanunciando su fín y futura encarnación: el oráculo era consultado y, puntualmente... el oráculo revelava alguna verdad sobre este u otro aspecto de la Música Andina.

En aquella temporada el trabajo de escritorio -a menudo a cuatro manos y en cuatro lenguas- roía gran parte de nuestro tiempo de vela hasta que, un lindo día, este se interrumpió con la misma perentoriedad con la cual había empezado. «Trencito de los Andes» estaba agonizando. Mientras tanto, con un último monumental esfuerzo, se imprimía "Opus Primum" y "Continente Líquido" cerraba la saga disográfica del pequeño gran Tren.

A este punto no le quedaba más qué hacer sobre esta tierra, que no fuera el programarse un sucesor apto en resolver un nuevo problema: descender. Esta entidad neo-nacida, constitucionalmente opuesta y complementaria a «Trencito», se puso un nombre guiñador y de Barksiana memoria que es todo un manifiesto programático: «Il Laboratorio delle Uova Quadre». Su Objetivo ya no es la búsqueda musical sino la edificación de puentes de transmisión, su tendencia ya no el apartarse sino el ir al encuentro... Su específico ya no la concentración de energía, más bien la espansión del Conocimiento. «Il Laboratorio delle Uova Quadre»


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